-Antes de empezar –indicó- pasa suavemente tu mano por mi pubis….sí, así… no: no vayas directamente a por mi clítoris. Te voy a dar dos propuestas que tal vez te inspiren: si empiezas desde arriba puedes besar mi bajo abdomen o, mejor, pasea suavemente tu lengua sobre mis labios menores…usa tu lengua, pero sólo la parte plana superior o inferior; en cuanto a los movimientos haz de hacerlos así, muévete en dirección…
La sexóloga me estaba jodiendo con tanta indicación: así que le pregunté:
-¿Podemos hacerlo a mi modo?
Ella quedó sorprendida. Aun así, replicó:
-Bueno…
Le pegué dos hostias en la cara, la giré, se la metí por el culo y tras doce embestidas continuas llamándola zorra y puta expulsé, toda mi leche, el interior de su culo rojo.
-¡Oh, qué placer!– dijo ella.
-¿Te ha gustado, puta? –pregunté sorprendido- Te la metí por ahí porque era el único agujero que te vi estrecho.
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